“¿No pasa nada cuando pasa el tiempo?”
Una Introducción
He escrito y escribo por movido por impulsos contrarios: par penetrar en mí, por amor a la vida y para vengarme de ella, por ansia de comunión y para ganarme unos centavos, para preservar el gesto de una persona amada y para conversar con un desconocido, por deseo de perfección y para desahogarme, para detener el instante y para echarlo a volar. En suma, para vivir y sobrevivir.
Octavio Paz ha sido un pilar esencial dentro de la literatura hispanoamericana y universal; un referente para explicar el crecimiento y reconocimiento de las letras mexicanas en torno a las letras iberoamericanas. Nacido en los albores de la Revolución Mexicana, un pensamiento complejo, abigarrado y contradictorio envuelve sus reflexiones. Hombre ecléctico, erudito y existencialista; barroco, romántico, surrealista… Paz ha sido el símbolo de nuestros intelectuales y el único mexicano en ganar el Premio Nobel de literatura en uno de los países en donde menos se lee; el autor más conocido de México y entre los mexicanos, el más criticado por los académicos, pero el menos leído por todos –incluyendo al público en general–.
Nótese que escribí: ‘el autor más conocido’. Alguna vez una campaña publicitaria en la que se promocionaban sus libros utilizaba la siguiente frase como slogan: Para criticarlo, primero hay que leerlo. Esto nos muestra más de lo que parece: no sólo es la cuestión de no ser leído, esta idea también nos habla de lo que entendemos por crítica.
Para abordar la obra histórica de Octavio Paz, íntimamente relacionada entre sí, y particularmente en la biografía de sor Juana; debemos hablar de la obra histórico-antropológica más importante, –o al menos la más conocida– de su producción. El interés de este autor por la historia estalla casi desde sus primeras letras, pero se alimenta a la par de su afición por el existencialismo y el estructuralismo, los cuales sintetiza (en el estricto término hegeliano), pues para él sólo son simples formas de ver al mundo, meras cosmogonías contemporáneas.
El Laberinto de la Soledad es la explosión de todas esas inquietudes que le surgieron en la infancia y le venían atormentando en los años anteriores a la redacción del libro. Con un padre liberal y anti-gachupín y una madre española, Paz se enfrenta a una de las contradicciones más importantes de su vida, la de su origen y su identidad fundada en la oposición al otro. Todo esto cobraría mayor sentido a partir de su participación en la guerra civil española.
Otro factor por el cual estudió lo mexicano fueron los recuerdos que le venían al sentirse doblemente un extraño: primero al ser considerado un extranjero en Estados Unidos en el kindergarden, lo cual no era del todo falso. El conflicto estalla cuando al volver a México, es visto nuevamente como alguien ajeno, al ser considerado gringo, convertido en un peregrino en su patria. Años después, al percatarse de esta relación entre la otredad y lo propio, reflexiona sobre ese pasado y llega a la conclusión muy sabida por los estructuralistas: la cultura se forma en la exclusión de aquellos individuos que son diferentes. Esas son básicamente las razones que lo llevan a escribir El Laberinto de la Soledad [1].
A pesar de ser un texto muy general, y de atribuírsele a la antropología, El Laberinto es una obra histórica, y que tiene la virtud de ser, a la par, una historia de la poesía en México, pues para él es ésta la expresión cultural más sublime y libre, por lo cual estudiarla es encontrar testimonios inconscientes de la realidad. Esta idea es antecedente para una de sus obras más importantes, la biografía de Sor Juana Inés de la Cruz o Las Trampas de la fe, de la cual hablaremos a lo largo de los siguientes meses. En Sor Juana Inés de la Cruz, vemos culminada la investigación de toda su vida, una biografía y un estudio reflexivo a profundidad sobre el contexto cultural de la poetisa.
El hombre no es más que un hombre de su tiempo, pero aún es hombre, un ser pensante, y puede cambiar su entorno. De ahí la vasta obra biográfica que nos hereda. Esta idea, aunada a la bifurcación identidad-alteridad, nos lleva al fundamento, piedra angular de su obra historiográfica: todas sus biografías son en parte una autobiografía y una descripción hagiográfica del propio Paz. Del mismo modo, todos sus demás ensayos sobre lo mexicano giran en torno a la experiencia personal. Es la total afirmación de que la obra histórica es también una obra biográfica. Por eso, y del mismo modo, su obra poética tiene constantes alusiones a personajes históricos, algunos infantiles, históricamente hablando, pero que se caracterizan, paradójicamente por buscar su individualidad. Todo esto hace de la obra de Paz Inclasificable desde los parámetros cuadrados de la teoría, o clasificable dentro de diversas corrientes muy distintas y contradictorias.
En este sentido, su obra permeó en el ambiente no académico, por la frescura de sus argumentos y la difusión con la que contaron sus escritos, al grado de volverse un símbolo en la manera de ver y difundir la historia. Cabe señalar que aunque su best-seller (El Laberinto de la Soledad) sea casi de lectura obligada en las escuelas, los textos de Paz no son de divulgación, aun cuando no sean del todo eruditos. Son libros para pensar. Por eso vemos en su obra la idea de enseñar algo nuevo al que no sabe y le interese saber, no por educar a la fuerza a quien no le importe el conocimiento.
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Octavio Paz |
Por último, vemos su obra histórica impregnada de su idea política. En Postdata, critica a los gobiernos mexicanos, así como a los soviéticos, a corrientes de derecha e izquierda. Habla pues, de la tercera vía. En ese sentido no aborta los fundamentos teóricos y metodológicos de la ideología por el simple hecho de que sus defensores sean unos tiranos, por eso es capaz de usar sin ningún empacho formas metodológicas del modelo del materialismo histórico para explicar a México, a pesar de la crítica que hace a los gobiernos comunistas. Esto se debe a su decepción hacia las ideologías en la praxis, para utilizar términos marxistas, no en la metodología. En Itinerario, llega declararse más cercano al anarquismo, sin embargo nunca publica algo sobre este punto de vista.
Aun cuando su obra se ve permeada por todas las corrientes de pensamiento posibles, los procesos de síntesis a los que llega Paz son sumamente significativos, pues nos sirven para acercarnos a la historia de las ideas.
Aunque la soledad, la comunión, y la universalidad están presentes en toda la obra ensayística de Paz, la biografía de sor Juana es la obra cumbre en cuanto a estos principios se refiere.
Para culminar esta primera aproximación debamos señalar que en la bibliografía consultada para la realización de este trabajo, poco se menciona sobre Las Trampas de la Fe, pues el libro más analizado, criticado y leído, sigue siendo El Laberinto de la Soledad. Por ejemplo, Xavier Rodríguez Ledesma incluye en su obra sobre el pensamiento político de Paz un estudio sobre la obra en un párrafo de la página 103.[2] Por otro lado, en la obra de ensayos que coordina Héctor Jaimes sobre Octavio Paz,[3] se menciona igualmente muy poco del tema.
En el trabajo más pormenorizado que he encontrado sobre este libro, pronto decubrimos que no es más que una mera reseña wikipediosa de Sor Juana…[4] En fin, próximamente iniciaremos, pues, con la biografía de nuestro autor.
[1] Todas las anécdotas referentes a su infancia pueden encontrarse en “Cómo y porqué escribí ‘El laberinto de la soledad’, en Paz, Itinerario, México, FCE, 1993.
[2] Xavier Rodríguez Ledesma, El pensamiento político de Octavio Paz o Las Trampas de la ideología, México, Plaza y Valdés, 1996.
[3] Héctor Jaimes, coord. Octavio Paz: la dimensión estética del ensayo, México, Siglo XXI, 2004.
[4] Ligia Maria del Carmen Cedillo Godinez, Lo apolineo y lo dionisiaco; dos visiones sobre Sor Juana Ines de la Cruz: en Las trampas de la fe de Octavio Paz y Yo, la peor de todas de Ma. Luisa Bemberg, Tesis de Licenciatura en Lengua y Literatura Hispanicas, México, UNAM, Facultad de Estudios Superiores Acatlan. 95 pp.
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