José G.S. García-Tezcaltzin.
Déjame beber de tu entrañable miel internaSempiterna pócima de poder.
Es que tengo sed
Y miedo a no entender que pasa,
Cuando tratas de atraer mi atención.
Cuando la fruición
Y la concupiscencia
Son la quintaesencia de Eros,
Me hallo enfermo y busco
En tu interior
A mi gozo aquel remedio.
Delirante, incitante a ser,
Un pecado inevitable.
Déjame rastrear
En tu perenne mar
El fuego griego
Que esta estípite ha erguido.
Que me ha perdido entre Samos y el Nilo,
Inquiriendo por la fórmula inmortal.
Quiero paladear el sabor de tu elixir
Y creer que sigo vivo.
Déjame probar el soporífero mezcal
Que tu piel ha bendecido.
Y morir después, cruzar a través
De tus lindes y cumplir con mis designios.
Llévame al Edén, al Umbral de la existencia
Donde todos resurgimos
en la quintaesencia de Eros (...)
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